RELATOS Roberto Molinares

sábado, 14 de noviembre de 2020

Mi Credo


Testimonio de una canción

Roberto Molinares


Esta crónica está dedicada a las fieles chicas del coro de  la iglesia  Evangélica 
Libre de Propatria de los años 80 y a su directora Lila Segovia.

...A Dios sea la Gloria.

El tema musical "Mi Credo", es un regalo que recibí de Dios hace ya mucho tiempo. Todo comenzó en los años 80 con una audición para ingresar al coro de jóvenes de la pequeña iglesia Evangélica Libre de Propatria. 

    Todos calificaron, incluyendo a mis hermanos Ángela y Arnaldo, menos yo. La directora del proyecto, era la jovencísima Lila Segovia, quién con los años se convertiría en gran amiga y hermana. Lila para ese entonces, ya demostraba excelentes dotes de líder. Ella me explicó que yo carecía de oído musical y no había podido acertar ni una sola nota. Esto me entristeció mucho, hasta el punto que caminé hasta la plaza de Propatria, me senté en un banco y lloré. Le pedí a Dios que me ayudara a componer una canción que llegara al corazón de aquellos que la escucharan. Yo rogaba poder ser el autor de una música profunda, espiritual, auténtica, que diera la Gloria a Dios.

Lila Segovia cuatro en mano, dirige la coral de Propatria compuesta en su mayoría por muchachas.
Yanalet, Rany (el único varón), Inés, Anita Ludmilán,Yelitza, Yeizlene, Clara, Yosmar y Neyda (de espaldas) 


Por recomendación de mi amiga Neyda Muñoz, compré una guitarra con el empeño de aproximarme de alguna manera a la música. Era una guitarra barata fabricada en china con un puente alto que me sacó sangre y callos en las yemas de los dedos. El proceso fue frustrante y estuve a punto de rendirme hasta que cayó en mis manos un libro que se había convertido en un Best Seller para ese entonces. El libro se llamaba Ilusiones, su autor era Richard Bach, el mismo del  afamado libro Juan Salvador Gaviota






En una de las páginas del texto, se describía 
a un hombre llamado Donald Shimoda, 
una suerte de mesías, que ejecutaba
 de forma sorprendente una guitarra barata 
tomada de la estantería de una ferretería.

Se producía un diálogo 
entre Donald Shimoda y el autor.

Las líneas que saltaron ante mí eran éstas:

"— ¡Es maravilloso, Donald ! ¡ No sabía que supieras tocar la guitarra!
 ¿No lo sabías? Entonces, ¿es que piensas que, si alguien se hubiera acercado a Jesucristo con una guitarra, este habría contestado "no sé tocarla"? ¿Lo habría hecho?"


 Fue un texto confrontador y maravilloso. Algo así como una revelación. Sentí que iba a poder tocar el instrumento, eso era lo que significaba. Jesucristo habitaba en mí corazón, y no había nada imposible para él.

 Aprendí sin técnica ni metodología, a punta de experimentación y cuando la frustración me ganaba al no poder tocar lo que quería, decidí combinar acordes al azar e intenté ponerle letra, hacer poesía. Lo poético era algo que había practicado desde niño y era mi verdadera área fuerte. Si no podía cantar y tocar los temas de otros, al menos cantaría en privado mis propios intentos de canciones


    Dos años después, en 1984, cuando contaba con 22 años, recibí casi al dictado la canción. No puedo explicar cómo ocurrió. Fue como si no interviniera mi intelecto en la creación. La música fluyó simultánea junto a cada estrofa.

    Debo reconocer que tengo ciertas falencias importantes, lo cual ha hecho sentirme inseguro al momento de calificarme como músico. Aunque soy músico de oído, prefiero autodenominarme "Cantautor", desde la comodidad de lo que puedo tocar, interpretar y crear según mi registro vocal y mi ejecución en la guitarra, que algunas veces considero demasiado básica para lo que anhelo realmente. 


En uno de nuestros tantos campamentos. En el medio de la foto aparezco con franela gris y luciendo el afro que me caracterizaba en aquella época.
En uno de los tantos campamentos a los que asistíamos.
Aparezco en el centro con franela gris, luciendo el afro que me caracterizaba en aquella época

    Una madrugada de campamento, me parece que en La Guaira, le canté a Lila  "Mi Credo".  Ella casi ni reaccionó. ¿Sólo eso compusiste? ¿Más nada? - Preguntó. Intentaba decirme que era una obra grande, pero pensé que mi propuesta era deficiente. Ella recuerda ese momento de la siguiente manera: 

La caligrafía "perfecta" de Lila, emula una
reproducción hecha en computadora


"Lo compartiste conmigo antes del devocional grupal (eran como las 6.30 de la mañana) y yo quedé tan impactada que hasta se me salieron las lágrimas. Te dije que ese canto debía ser nuestro lema en ese retiro y así fue. Incluso para que no se me olvidara lo transcribí de una vez en una hoja pentagramada, haciendo la partitura. En verdad, no puedo escuchar o cantar el credo sin que me conmueva y eso ha sido desde el primer día que lo escuché"

    
    
    

En poco tiempo Lila arregló "Mi Credo" para las presentaciones del mismo grupo coral en el cual había sido descalificado. 

Se convirtió en el himno que precedía al importante ceremonial de la Santa Cena todos los primeros domingos de cada mes. Para ese entonces pastoreaban Valmore Amarís y su esposa Thalía. 

    Valmore, se dio a la tarea de recopilar himnos clásicos de todos los tiempos y los agrupó según su temática. Los reprodujo litográficamente y encuadernó en forma de libros que fueron distribuidos en las bancas de la iglesia para la lectura de los cantos congregacionales. Estos libros tendían a deshojarse y había que abrirlos con mucho cuidado. El pastor Valmore creyó conveniente incluir "Mi Credo" en la sección: Vida Cristiana. Fue un honor estar entre los grandes compositores cristianos de todos los tiempos, al menos en esa rareza editorial que disfrutamos en nuestra iglesia. 

    Si se trata de género musical, "Mi Credo", es un himno religioso, litúrgico. No pertenece a la balada, ni a la canción. Yo no sabía nada de eso, pero debido a que en nuestra iglesia cantábamos himnos que en su mayoría tenían cuatro estrofas y un coro que se intercalaba entre cada una, a mi me pareció normal que tuviera esa estructura.
 
    Para ese entonces surgió un Festival de Música Cristiana liderizado por un joven llamado Franco Arnone. 

Franco Arnone, creador y promotor
del Festival de la Canción Cristiana


El festival involucró al talento de muchas iglesias. Por increíble que parezca, tres de los participantes, fuimos representantes de iglesias diferentes y al mismo tiempo, miembros del llamado Grupo Casalta. Una demostración del talento que existía en el grupo liderizado por Adolfo y Nancy Lara. Éramos muy amigos, se trataba de Isaí (Ludwing) Vargas, representando a la Iglesia Presbiteriana El Redentor, Thaís Ledezma, representando a la Iglesia Las Acacias, y mi persona, con el apoyo de la pequeña iglesia de Propatria. 







Isaí (Ludwing) Vargas, Thaís Ledezma, y Roberto Molinares



    Fui el solista en esa ocasión, acompañado por las fieles muchachas de nuestro coro. El tema con que participamos fue otra composición de mi autoría llamado "Oh mi Señor", pero no llegamos a clasificar y quedamos fuera del festival. La ganadora de esa primera edición, fue nuestra amiga y hermana Thaís Ledezma con una composición de corte épico de los adoradores José Delgado y Miguel Rojas, que anunciaba la venida de Cristo de tal manera que hacía erizar la piel. El tema se llamada: Escuchen Pueblos. 

Acompañado de Neyda Muñoz y José Gregorio Farías




    Para la edición del siguiente año, Lila escogió como solista a una hermana de nuestra iglesia que era casi una anciana. Tal vez no lo era, pero cuando uno es joven, suele ver a los mayores como personas muy adentradas en años. La hermana Emma de Arismendi era una dama muy dulce que tenía un canario en la garganta. Lila escogió un tema adecuado para su voz, pero la hermana Emma se puso intransigente. "Mi Credo o nada", fue su respuesta y fuimos al festival convencidos de que era un himno sublime, pero no para competir con creaciones que tendrían un corte diferente. 

    Durante su presentación, la hermana Emma extasió al público al punto que la multitud del Gimnasio Naciones Unidas la acompañaba haciendo retumbar el lugar. Debido a que son cuatro estrofas y cuatro coros, el público lo captó fácilmente y comenzó a entonarlo. Era emocionante, parecía que íbamos a ganar. Ella alargaba las notas, transportada a esferas celestiales, cantando un poco más lento de lo normal.  La hermana Emma clasificó, pero en la segunda vuelta, la gran final, terminó en quinto lugar.
 
    La intérprete ganadora fue Marisabel Inciarte, de las Acacias, con un tema compuesto de nuevo por José Delgado. 

    Casi 30 años más tarde conocería a Peter Ascanio, quien fuera uno de los jurados de aquel festival. Me contó que que hubo contradicción entre los jurados, y que personalmente él se opuso a dar como ganador a "Mi Credo", pues consideró que no encajaba en las convenciones del festival. 
  Esa tarde se sinceró conmigo y me confesó: 

"He olvidado todos los temas que se cantaron esa noche, pero el coro del Credo, aún resuena en mi cabeza, no he podido olvidarlo".

Reencuentro con algunos amigos de aquella época. 
Aparezco junto a Maigualida, Neyda, Rafael, Yelitza, Mireya y una joven eterna; Carmen, "La Vitalicia"

    Lila me ha dicho en muchas ocasiones que el tema es una obra "perfecta", que se evidencia en el tempo y la métrica de las estrofas y la profundidad de las declaraciones que expresa. Ella se ha encargado de difundirlo, llevarlo a otras instancias y auditorios desde aquel primer momento hasta la actualidad. Otras personas, lo han catalogado como; "obra de arte" o  "joya musical". Y lo es, porque es producto de la inspiración Divina. A veces me parece una obra extraída del período Barroco. Le encuentro un parecido al Canon Pachembel, pues comparte con esta obra algunas secuencias de acordes, pero para el momento en que recibí el dictado celestial, no tenía conocimiento alguno al respecto, no sabía nada de Pachembel como compositor, por supuesto no conocía su famoso Canon, ni sabía que había sido uno de los precursores de Bach.

 
    Nos queda mucho recorrido. "Mi Credo" aún no ha sido grabado discográficamente. Sueño con que sea difundido, que llegue hasta los confines de la tierra. Me desconcierta el hecho de que en un mundo donde suena tanta música mediocre, una pieza tan sublime permanezca inédita. 

    Ruego a Dios que complete su obra y finalmente el himno transcienda más allá de lo que ha podido llegar. Es un orgullo que mi hijo David se convierta en un continuador de mi obra y pueda interpretar mis canciones. "Mi Credo" es uno de sus temas favoritos, lo canta con verdadera devoción y ha podido interpretarlo como solista acompañado por el coro de la Iglesia Bautista Emanuel La Castellana, dirigido por mi fiel amiga Lila, quién ha demostrado un gran respaldo a muchos de mis temas musicales. Sin ella, Mi Credo, no sería conocido.

En la Iglesia Presbiteriana El Redentor, con el coro de la Iglesia Bautista Emanuel, bajo la dirección de Lila Segovia

    El tema marcó una época en nuestra juventud en la Iglesia Evangélica Libre de Propatria y más tarde en el Grupo Casalta. Me alegra saber que la música compuesta para Dios, nunca pasa, ni pasará de moda.

     Espero que quien la escuche sea tocado por El Espíritu de Dios y pueda ser bendecido. 

 "Creo en sus Prodigios y Milagros, no hay nada que sea imposible para Dios..."


En el siguiente VIDEO, mi Hijo David Molinares Interpreta Mi Credo junto a la Coral IBE. 

Dirige Lila Segovia. Iglesia Luterana La Resurrección. 2019.  

En este otro video hacemos una versión en guitarra del Tema.


 





Leyendo a Will Storr. La Ciencia de contar Historias.

Roberto Molinares, Artista Plástico, Narrador Venezolano y Docente Universitario de UNEARTE, autor de la obra: "Jalados por los cabello...