RELATOS Roberto Molinares

sábado, 28 de agosto de 2021

Viviendo Juntos


"...Cada mañana, cada despertar, cada oración, me da la razón

cada sueño es regocijo para mi vida"


Dedicado a los protagonistas, los Jóvenes de la Iglesia Evangélica Libre de Propatria: 

Lila Segovia, Magbis Andarcia, Víctor Haniel Andarcia, Magdiel Martínez, Florimar Martínez, Elba Ramos y Alexis Chona.  
Mantengo mi deuda pendiente con la chica desconocida que ejecutó el teclado esa noche del festival.



Contexto y Antecedentes

Eran los tiempos en que no existían celulares, aunque ya habían sido creados los famosos "busca personas", adminículos que vibraban dejando un mensaje que aparecía en un pantallita analógica. "El señor fulano le deja dicho que lo espere a tal hora, en tal lugar". Pero no estábamos al alcance de un computador personal, puesto que sólo existían las rudimentarias computadores que operaban bajo el primitivo sistema DOS. Dichos equipos sólo eran usados en bancos, oficinas y algunas compañías muy adelantadas tecnológicamente. 

Windows no había roto todavía los paradigmas del mundo, poniendo PC o Computadores personales al alcance de cualquier usuario, convirtiendo las complejas y tediosas operaciones del sistema binario en un formato visual accesible para cualquier mortal.


En 1986 yo tenía 23 años. La tecnología existente para "no olvidar", consistía en la práctica de grabar cualquier idea que rondara nuestra cabeza, en casetes de cintas de audio. El otro recurso con el cual yo contaba para registrar alguna melodía que surgiera y flotara de forma fugaz en mi inconsciente, era justamente el recurso con el que cada ser humano ha sido dotado de forma natural, nuestra propia memoria. 

Al no tener conocimientos formales de música, estaba impedido de  escribir la melodía que se me ocurriera, por lo tanto, debía repetirla una y otra vez hasta que estuviera seguro que no se  me iba a desvanecer con el soplo de cualquier viento. 

Cabe anotar, que existen terribles enemigos de una melodía naciente, uno de ellos, es la irrupción de cualquier otra música a alto volumen, una pequeña distracción o desconcentración, cualquier cosa. Las ideas son semejantes a peces en el mar, son conceptos escurridizos que pueden huir ante cualquier movimiento brusco.

La herramienta para no olvidar mis propias canciones

Otra manera de compararlo sería la siguiente, la memoria es como un frasco de perfume que dejamos abierto. Si no ponemos las ideas por escrito, al regresar por ello, encontraremos el envase sin aroma alguno, totalmente vacío. 

Por ello, un individuo que se precie de ser creativo, debe portar un diario, un cuaderno de anotaciones, un lápiz afilado y disponer de una antena entrenada para captar ese regalo del cielo que muchos llaman "Inspiración". Los griegos creían que las musas susurraban ideas creativas a los hombres. Otros por el contrario, consideran que la inspiración es el producto de nuestra búsqueda, el fruto de nuestro trabajo. Lo cierto es, que muchos buscan a toda costa las genialidades, pero pocos la encuentran.


En la mañana del 14 de abril de 1986 había asistido a la  Universidad Central de Venezuela, la UCV, donde estudiaba la carrera de Artes. 

Al mediodía había salido de clases y me había dirigido al centro de Caracas. Iba hacia cine Ayacucho, ubicado frente al edificio del Capitolio Nacional. Había llegado hasta allá, para ver qué nueva película de Kung fu estaban proyectando. Mi hermano Arnaldo y yo, éramos seguidores de la disciplina y amantes del cine de acción asiático y acudíamos con frecuencia a dicho cine, que tenía la modalidad de "continuado". Uno ingresaba a la sala en cualquier momento del film. Bien podría ser durante el fragmento final o intermedio, pero casi nunca al principio. Lo cierto era, que encandilado por la claridad, uno buscaba al tacto cualquier butaca vacía e iniciaba el loco ejercicio de mirar la pantalla para ir atando cabos o haciendo suposiciones. Si la película terminaba abruptamente, uno debía  esperar con paciencia que la proyección iniciara de nuevo para dar lógica al rompecabezas. 



Proceso Creativo

En esos entonces, acostumbraba a tararear mientras caminaba, una práctica que mantengo hasta hoy. Entonces, justo al pasar frente al cine, me acometió una melodía que me parecía familiar, una melodía que sin embargo, no parecía tener dueño todavía. De mis labios salía una cadencia que pronto tuvo algunas frases. Era el fenómeno inicial del proceso de la composición que yo llamo, "El fraseo". Estaba surgiendo una idea, el hemistiquio de un verso, un fragmento que me daba pie a expresar alguna línea melódica. ¿De dónde salía la melodía?  Parecía venir al mismo tiempo, desde fuera y desde dentro, como estar escuchando una emisora algo difusa, mal sintonizada. Es allí, donde es necesario sacar la antena y afinar la recepción.  Una canción o el germen de ella, está siendo otorgado. La inspiración, es un verdadero don Divino, un regalo del Cielo. El milagro estaba aconteciendo.


Una reliquia. Hoja original donde escribí el tema


Si entraba a ver la película, iba a perder esa idea aún sin consistencia que se debatía como una vela a punto de apagarse.  Me iba a exponer a oír infinidad de gritos de kárate y el sonido de los impactos de los combatientes. Los maullidos del idioma chino, ya fuere Cantonés o Mandarín (daba lo mismo),  no me iban a favorecer en lo absoluto. Tomé uno de mis cuadernos y comencé a escribir. 

Sin grabador, sin posibilidad de escribir notas, me quedé en las afueras del Capitolio, martillando la melodía, repitiéndola una y otra vez, hasta que poco a poco se me concedió la letra.

Las ideas restantes llegaron y completaron el discurso. Mis pensamientos giraban en torno a la experiencia de vivir junto a Dios. Me parecía lo más hermoso del mundo. Junto a Él, todo era transformado y sometido a un cambio absoluto, aún mi propia visión de la vida cobraba una dimensión nueva, distinta. Vivir junto a Dios, era sentirme acompañado de su presencia e iniciar una aventura llena de bendiciones. El tema desbordaba alegría, dulzura, cosas buenas.

Cuando  tuve el tema lo bastante presentable, la compartí con los jóvenes de la iglesia Evangélica Libre de Propatria.                                     

El cantautor Guillermo Carrasco

Mi amiga Lila Segovia, me dijo: "Parece una canción escrita por Guillermo Carrasco". El tema en boga, del cantante de pop venezolano al que hacía referencia mi amiga, era, "Lazos de amistad".  

En realidad no existía similitud alguna, ni en estilo, ni en musicalidad. La comparación venía dada por los altos ideales expresados en el tema del cantautor de  "Son las seis de la mañana" y otros tantos éxitos de los años 70 y 80.


Nuestro tema posee elementos rítmicos y melódicos que lo inscriben en un formato bastante cercano a al estilo del bossa-nova y es susceptible a recibir arreglos de jazz.  La canción produce efectos de  plenitud que armonizan el espíritu. Sensaciones de gratitud. Queda la certeza de que la vida es hermosa y que Dios está de nuestro lado. 

Pronto la canción se volvió parte de nosotros, se convirtió en un himno que interpretamos en distintos escenarios.


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Cinco años más tarde 


Mi amiga Lila había montado la pieza para representar a nuestra iglesia en el Festival de la Canción Cristiana.  Era el año 1991, para ese entonces yo había contraído nupcias y me había mudado a otro sector de la ciudad y asistía junto a mi esposa Ana Amaro, a otra congregación, la iglesia Las Acacias.


El día de mi boda con mi amada
 El día la gran final, a realizarse en un elegante hotel de la ciudad, Lila no pudo contactarme. Yo no disponía de los beneficios del famoso "busca persona", el adminículo que vibraba y entregaba mensajes urgentes, antecesor en buena medida de los mensajes de textos de los celulares. 

Cueva Alfredo Jahn





El busca persona, era un lujo para gerentes importantes que  exhibían  el aparatico de  forma ostentosa en el cinturón del pantalón.  

Aunque Lila me hubiese contactado, no hubiese podido asistir de todos modos. Me hallaba convaleciente, recuperándome de fuertes y extrañas afecciones respiratorias, tras haber realizado una expedición espeleológica a las cuevas Alfredo Jahn, ubicada a 4 km al oeste del pueblo de Birongo, Estado Miranda, en el extremo oriental de la Serranía Litoral de la Cordillera de la Costa. 



Para esa ocasión, Lila había optado por brindar la oportunidad a la nueva camada de jóvenes de la iglesia, la generación sucesiva a la nuestra, y en los talentos de estos, basó su propuesta.  
Lila se apuntaló en su fuerte, la dirección coral y las armonías de las voces y ejecutó su flauta transversa. El resto de los integrantes fueron: Elba Ramos, Magbis y su hermano Víctor Haniel Andarcia, Magdiel Martínez y su hermana Florimar Martínez y en la guitarra estuvo Alexis Chona.  Dicen que aquello sonó como interpretado por los ángeles. (sí, suena a frase muy trillada, ya lo sé) Pero, ¿Qué armonía vocal no suena como un regalo divino? 

El tema obtuvo favorables comentarios desde la audición inicial y comenzó a perfilarse como uno de los favoritos.


La hoja mecanografiada muestra signos de antigüedad, 35 años, pero el tema sigue vigente.



Franco Arnone era el artífice y motor de estos festivales. El Festival de la canción Cristiana de 1991, tuvo que ser uno de los últimos. Logró convocar iglesias de todas las denominaciones en torno a bandas, agrupaciones y solistas, intérpretes de Gospel local, y otros tipos de alabanzas. 

Desfilaron propuestas originales en los más variados estilos.  Tanto fue así, que en la gran final, los nuestros, debieron medirse ante una agrupación numerosa de música zuliana que desplegaba furros, tamboras, charrascas y cuatros. Además, sus vocalistas deslumbraban con potentes gargantas de gaiteros que no requerían el auxilio de micrófono alguno.

Al final de esa noche, nuestra sencilla propuesta fue desplazada a un honroso segundo lugar. Un eufórico sentimiento se apoderó de nuestro grupo, Nos arropaba la inequívoca sensación de victoria. El aplauso lo decía todo. La gloria sea siempre para Dios.


Lila Segovia, Músico, Directora Coral y Profesora Universitaria



 Lila Segovia,  Magbis Andarcia,  Víctor Haniel Andarcia,  Magdiel Martínez,   Florimar Martínez,   Elba Ramos,  Alexis Chona







David Molinares
En la actualidad
Han pasado 35 años desde que recibiera el tema, pero la evidencia más extraordinaria de su vigencia, la puedo constatar en la voz de mi hijo David Molinares, quién posee no solamente el talento para interpretarla, sino también, la pasión tan necesaria para sentir y transmitir las emociones, los sentimientos y certezas que se desprenden de ella. 

En su interpretación, está la garantía de que la canción sea conocida por las nuevas generaciones. En un mundo artístico y musical, saturado de letras musicales decadentes, donde se le llama "talento", a las expresiones humanas más bajas, es necesario levantar la voz y anunciar lo excelso, lo puro y lo hermoso. 

Me regocija escucharla interpretada por mi hijo David, de apenas 15 años, con su gañote desbordante de melismas, su potencia y su sonrisa. 
Espero que puedan disfrutar esta nueva versión de "Viviendo juntos", tanto como yo.  A Dios sea la Gloria.




A continuación comparto nuestro video alojado en Youtube. 
Dale click en el centro de la imagen.



Adoración / Worship 
Letra y Música: Roberto Molinares (miembro 8051 de Sacven / Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela) 
Intérprete: David Molinares / Guitarra: Roberto Molinares / Edición: Roberto Molinares / Agosto de 2021 


Otras versiones del tema

Viviendo Juntos. Coral Emanuel IBE Voces femeninas. Año 2013

Viviendo Juntos. Reencuentro de jóvenes de Propatria. Año 2009


lunes, 2 de agosto de 2021

Kung Fu bajo la lluvia

El diluvio se convirtió en nuestro aliado y en telón de fondo para un video mágico.


    Salimos con muy poco rango de tiempo hacia "La Tierra de nadie", ese terreno del Campus de la Universidad Central de Venezuela, que colinda con tres facultades sin pertenecer a ninguna.  

Eran cerca de las 4 tarde, esperábamos lograr conseguir la incidencia lateral del sol, para lograr buenas tomas, con efectos dorados y sombras alargadas...

Al llegar, fuimos sorprendidos por un nubarrón que pronto se convirtió en lluvia muy fuerte, amenazando nuestros planes y arruinando todas las intenciones de hacer una buena grabación. 

El clima y nuestro humor eran como para abortar toda tentativa, pero pronto descubrimos que "la cortina de agua", era un recurso dramático lleno de belleza. Su sonido agradable me trajo recuerdos de mi natal Maracay, cuando los aguaceros nos arrullaban con el golpeteo feroz en el techo de cinc de nuestra casa de Campo Alegre, el barrio de mi niñez.

Recordé además otro torrencial aguacero que era como para pescar una pulmonía. El  Sifú, César Mosquera dirigía una práctica con los dos únicos estudiantes que habían quedado esa tarde en la Escuela 1er Tuam; mi hijo David que tenía entre nueve o diez años, y yo. El maestro nos había impuesto una secuencia de movimientos repetitivos con bo (bastón largo), que bajo la lluvia parecían una tortura, pero que en determinado momento comenzaron a fluir como el agua misma. Sabía que si me detenía por temor a enfermarnos, podía dar al traste con un momento especial. Estábamos a punto de alcanzar un estado de concentración tal, que podíamos trascender las barreras físicas del frío y el agotamiento. Nada nos detenía, y el Sifú emocionado, resguardado bajo un pequeño techo, ignoraba el efecto del torrencial sobre nosotros. Parecía un castigo inhumano, pero en realidad era una sensación maravillosa entre chorretones de agua.

Cuando el maestro César Mosquera, dio por terminada la sesión, nos quitamos el calzado y exprimimos nuestras camisas y calcetines como única medida preventiva.

   Papá, sentía que estaba dentro de una película - dijo mi hijo - mientras caminábamos de prisa para entrar en calor. No le respondí, nervioso por el chubasco que habíamos absorbido, y por la segura cantaleta de mi esposa al vernos llegar en ese estado, pero yo, había tenido casi la misma sensación etérea al estar bajo el "palo de agua".

Pero en esta ocasión, con el monte crecido en "La tierra de nadie", el breve diluvio se convirtió en nuestro mejor aliado y en telón de fondo para un momento mágico. El sonido de la lluvia nos transmitió un efecto poderoso y relajante.  

La nube derramó su carga dando paso a los últimos rayos del sol, que encendieron la hierba con un verdor surrealista mientras los pájaros iniciaron el jolgorio del atardecer.



El estilo Lama Pai

Lama Pai (喇嘛派) significa literalmente "Escuela de los Lamas", es el nombre con el que se indica un conjunto de estilos que tuvieron su origen entre los monjes del Tibet. 

Se incluyen en este grupo; el "Lama Pai", el "Hop Gar Kuen" (俠家拳), y el "Pak Hok Pai" (白鹤派), literalmente, "Escuela de la Grulla Blanca".

El sistema se basaba en 8 técnicas de brazos fundamentales similares a los que se observan en la Grulla Blanca.

El estilo se caracteriza por veloces movimientos de brazos y piernas largos muy potentes. En la práctica se utiliza el movimiento evasivo del torso típico de la grulla.

Este estilo sigue cuatro principios que regulan la técnica: Evadir, Desplazar, Interceptar, Penetrar (traspasar) y Determinación. Esta última, es lo que que algunos maestros y ejecutantes han dado en llamar: "Malicia decidida".



El bastón largo como arma marcial

La rama de un árbol, o una piedra (tomada del camino), fueron quizás, las primeras armas primitivas antes del uso de elementos filosos como pedernales o metales. 

Probablemente, el uso del bastón largo se podría haber originado entre pastores que usaban varas y cayados para cuidar y guiar el ganado. Algunas varas terminaban en forma de gancho para halar por el pescuezo a cualquier oveja separada y poder integrarla de forma inmediata al rebaño. No sólo servía para guiar a indefensas cabras o vacas. Un viajero solitario, llevaba siempre un báculo de caminante con el que podría defenderse de salteadores de camino o fieras. Los bandidos tendrían que pensarlo dos veces antes de emprenderla contra un sujeto que supiera mover el bastón con seguridad y maestría.

En la Biblia, se menciona en el célebre Salmo 23, del no menos célebre Rey David, quien justamente había sido pastor siendo un niño: "Tu vara y tu cayado me infundirán aliento".

Son tradicionales las imágenes de Moisés abriendo el mar tras extender la vara en su mano, la vara de los múltiples prodigios y de las plagas que azotaron a Egipto. Pero es  también  casi seguro que al llegar fugitivo a tierras de Madián, usara su vara para defender a las siete hijas de Jetro, mujeres valientes que intentaban abrevar el rebaño de su padre. ¿Cómo un sólo hombre puso en fuga a grupo de rudos y hostiles pastores? No hay que olvidar que siendo príncipe de Egipto, Moisés debió estar entrenado militarmente en combate con armas y en la lucha cuerpo a cuerpo.

La dulce María, embarazada y cansada, monta sobre un asno, mientras que José, el buen carpintero, se abre paso en una noche estrellada, armado de un fe muy pocas veces vista, utilizando un cayado de caminante que le ayudaría a defender aún a costa de su propia vida,  a su esposa y al bebé que cambiaría el destino de la humanidad. Hace unos 2000 años, el largo camino hacia Belén no estaba exento de peligros, fieras y criminales.

De elemento básico para el pastoreo, se convirtió, gracias a la técnica de milenarios ejecutantes, en un arma que puede ser blandida con maestría, hermosura y letalidad. El Bo, vendría a ser un pincel con el que se dibujan en el aire espectaculares filigranas en la artes marciales chinas, y se convirtió en el arma previa, para ejecutar la lanza, por obvias semejanzas.

Los bo varían en longitud, peso, flexibilidad o decoración: pueden ser tan rústicos como una rama improvisada de un árbol sin desbrozar, o decorados artísticamente. El término bo, se utiliza para referirse a una vara de aproximadamente unos 180 cm (aunque normalmente se hacen a la medida del practicante). El nuestro, es una vara de bambú seco que conseguí en medio del monte hace unos años y lo corté, dejándolo a ras de mi estatura. Le sirve perfectamente a David, que está en crecimiento. Nuestro bo es muy resistente, delgado y liviano. Consideramos que está impregnado con nuestra energía. Una suerte de identificación personal con el objeto como una extensión de nuestras manos y brazos.

Su uso es el de amplificar la fuerza utilizada para un golpe, mediante el uso de la palanca y la inercia del movimiento del artista marcial. Es típica la imagen del cine de acción de un ejecutante desplazándose por los aires antes de caer con fuerza sobre el oponente.

Es también utilizado para alcanzar objetivos de medio y largo alcance como una lanza sin filo ni punta.

En nuestro video, mi hijo David Molinares de 15 años, ejecuta secuencias de movimientos improvisados del estilo Lama Pai, con  el Bo.


 A continuación comparto nuestro video alojado en Youtube. 
Dale click en el centro de la imagen.



Artista Marcial: David Molinares (15 años de edad)

Estilo: Lama Pai.

Locación:  Tierra de nadie - Universidad Central de Venezuela

Fecha: 31 de Julio de 2021

Cámara y Edición: Roberto Molinares.

Caracas-Venezuela.

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Leyendo a Will Storr. La Ciencia de contar Historias.

Roberto Molinares, Artista Plástico, Narrador Venezolano y Docente Universitario de UNEARTE, autor de la obra: "Jalados por los cabello...