RELATOS Roberto Molinares

lunes, 2 de agosto de 2021

Kung Fu bajo la lluvia

El diluvio se convirtió en nuestro aliado y en telón de fondo para un video mágico.


    Salimos con muy poco rango de tiempo hacia "La Tierra de nadie", ese terreno del Campus de la Universidad Central de Venezuela, que colinda con tres facultades sin pertenecer a ninguna.  

Eran cerca de las 4 tarde, esperábamos lograr conseguir la incidencia lateral del sol, para lograr buenas tomas, con efectos dorados y sombras alargadas...

Al llegar, fuimos sorprendidos por un nubarrón que pronto se convirtió en lluvia muy fuerte, amenazando nuestros planes y arruinando todas las intenciones de hacer una buena grabación. 

El clima y nuestro humor eran como para abortar toda tentativa, pero pronto descubrimos que "la cortina de agua", era un recurso dramático lleno de belleza. Su sonido agradable me trajo recuerdos de mi natal Maracay, cuando los aguaceros nos arrullaban con el golpeteo feroz en el techo de cinc de nuestra casa de Campo Alegre, el barrio de mi niñez.

Recordé además otro torrencial aguacero que era como para pescar una pulmonía. El  Sifú, César Mosquera dirigía una práctica con los dos únicos estudiantes que habían quedado esa tarde en la Escuela 1er Tuam; mi hijo David que tenía entre nueve o diez años, y yo. El maestro nos había impuesto una secuencia de movimientos repetitivos con bo (bastón largo), que bajo la lluvia parecían una tortura, pero que en determinado momento comenzaron a fluir como el agua misma. Sabía que si me detenía por temor a enfermarnos, podía dar al traste con un momento especial. Estábamos a punto de alcanzar un estado de concentración tal, que podíamos trascender las barreras físicas del frío y el agotamiento. Nada nos detenía, y el Sifú emocionado, resguardado bajo un pequeño techo, ignoraba el efecto del torrencial sobre nosotros. Parecía un castigo inhumano, pero en realidad era una sensación maravillosa entre chorretones de agua.

Cuando el maestro César Mosquera, dio por terminada la sesión, nos quitamos el calzado y exprimimos nuestras camisas y calcetines como única medida preventiva.

   Papá, sentía que estaba dentro de una película - dijo mi hijo - mientras caminábamos de prisa para entrar en calor. No le respondí, nervioso por el chubasco que habíamos absorbido, y por la segura cantaleta de mi esposa al vernos llegar en ese estado, pero yo, había tenido casi la misma sensación etérea al estar bajo el "palo de agua".

Pero en esta ocasión, con el monte crecido en "La tierra de nadie", el breve diluvio se convirtió en nuestro mejor aliado y en telón de fondo para un momento mágico. El sonido de la lluvia nos transmitió un efecto poderoso y relajante.  

La nube derramó su carga dando paso a los últimos rayos del sol, que encendieron la hierba con un verdor surrealista mientras los pájaros iniciaron el jolgorio del atardecer.



El estilo Lama Pai

Lama Pai (喇嘛派) significa literalmente "Escuela de los Lamas", es el nombre con el que se indica un conjunto de estilos que tuvieron su origen entre los monjes del Tibet. 

Se incluyen en este grupo; el "Lama Pai", el "Hop Gar Kuen" (俠家拳), y el "Pak Hok Pai" (白鹤派), literalmente, "Escuela de la Grulla Blanca".

El sistema se basaba en 8 técnicas de brazos fundamentales similares a los que se observan en la Grulla Blanca.

El estilo se caracteriza por veloces movimientos de brazos y piernas largos muy potentes. En la práctica se utiliza el movimiento evasivo del torso típico de la grulla.

Este estilo sigue cuatro principios que regulan la técnica: Evadir, Desplazar, Interceptar, Penetrar (traspasar) y Determinación. Esta última, es lo que que algunos maestros y ejecutantes han dado en llamar: "Malicia decidida".



El bastón largo como arma marcial

La rama de un árbol, o una piedra (tomada del camino), fueron quizás, las primeras armas primitivas antes del uso de elementos filosos como pedernales o metales. 

Probablemente, el uso del bastón largo se podría haber originado entre pastores que usaban varas y cayados para cuidar y guiar el ganado. Algunas varas terminaban en forma de gancho para halar por el pescuezo a cualquier oveja separada y poder integrarla de forma inmediata al rebaño. No sólo servía para guiar a indefensas cabras o vacas. Un viajero solitario, llevaba siempre un báculo de caminante con el que podría defenderse de salteadores de camino o fieras. Los bandidos tendrían que pensarlo dos veces antes de emprenderla contra un sujeto que supiera mover el bastón con seguridad y maestría.

En la Biblia, se menciona en el célebre Salmo 23, del no menos célebre Rey David, quien justamente había sido pastor siendo un niño: "Tu vara y tu cayado me infundirán aliento".

Son tradicionales las imágenes de Moisés abriendo el mar tras extender la vara en su mano, la vara de los múltiples prodigios y de las plagas que azotaron a Egipto. Pero es  también  casi seguro que al llegar fugitivo a tierras de Madián, usara su vara para defender a las siete hijas de Jetro, mujeres valientes que intentaban abrevar el rebaño de su padre. ¿Cómo un sólo hombre puso en fuga a grupo de rudos y hostiles pastores? No hay que olvidar que siendo príncipe de Egipto, Moisés debió estar entrenado militarmente en combate con armas y en la lucha cuerpo a cuerpo.

La dulce María, embarazada y cansada, monta sobre un asno, mientras que José, el buen carpintero, se abre paso en una noche estrellada, armado de un fe muy pocas veces vista, utilizando un cayado de caminante que le ayudaría a defender aún a costa de su propia vida,  a su esposa y al bebé que cambiaría el destino de la humanidad. Hace unos 2000 años, el largo camino hacia Belén no estaba exento de peligros, fieras y criminales.

De elemento básico para el pastoreo, se convirtió, gracias a la técnica de milenarios ejecutantes, en un arma que puede ser blandida con maestría, hermosura y letalidad. El Bo, vendría a ser un pincel con el que se dibujan en el aire espectaculares filigranas en la artes marciales chinas, y se convirtió en el arma previa, para ejecutar la lanza, por obvias semejanzas.

Los bo varían en longitud, peso, flexibilidad o decoración: pueden ser tan rústicos como una rama improvisada de un árbol sin desbrozar, o decorados artísticamente. El término bo, se utiliza para referirse a una vara de aproximadamente unos 180 cm (aunque normalmente se hacen a la medida del practicante). El nuestro, es una vara de bambú seco que conseguí en medio del monte hace unos años y lo corté, dejándolo a ras de mi estatura. Le sirve perfectamente a David, que está en crecimiento. Nuestro bo es muy resistente, delgado y liviano. Consideramos que está impregnado con nuestra energía. Una suerte de identificación personal con el objeto como una extensión de nuestras manos y brazos.

Su uso es el de amplificar la fuerza utilizada para un golpe, mediante el uso de la palanca y la inercia del movimiento del artista marcial. Es típica la imagen del cine de acción de un ejecutante desplazándose por los aires antes de caer con fuerza sobre el oponente.

Es también utilizado para alcanzar objetivos de medio y largo alcance como una lanza sin filo ni punta.

En nuestro video, mi hijo David Molinares de 15 años, ejecuta secuencias de movimientos improvisados del estilo Lama Pai, con  el Bo.


 A continuación comparto nuestro video alojado en Youtube. 
Dale click en el centro de la imagen.



Artista Marcial: David Molinares (15 años de edad)

Estilo: Lama Pai.

Locación:  Tierra de nadie - Universidad Central de Venezuela

Fecha: 31 de Julio de 2021

Cámara y Edición: Roberto Molinares.

Caracas-Venezuela.

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1 comentario:

Gracias por tu comentario. Es un aporte muy valioso para mi.

Leyendo a Will Storr. La Ciencia de contar Historias.

Roberto Molinares, Artista Plástico, Narrador Venezolano y Docente Universitario de UNEARTE, autor de la obra: "Jalados por los cabello...