RELATOS Roberto Molinares

sábado, 9 de mayo de 2020

Su extraña forma de besar

"Saltó del muelle con un impulso de abismo, entró al mar emborrascando las aguas"
Obra: Mujer emerge del mar. Acrílico sobre cartulina. Autor: Roberto Molinares



No podía dejar de pensar en la lengua de esa chica. Me separé de sus labios frondosos y azucarados. Logré tomar resuello. Lo hice casi con brusquedad pues necesitaba aire. Su boca era una ventosa que succionaba mis entrañas con un poder desconocido.

La tomé por los hombros y la puse a distancia. Admiré su rostro perfecto, su cabellera de alga desparramada desde los hombros hasta la cintura. Admiré su medio cuerpo desnudo. Sus pechos eran turgentes, macizos y suaves al mismo tiempo. 
¿Quién te enseñó a besar así?—  la chica sonrió—. Negó rotundamente con un movimiento de cabeza.
   — Es mi primer beso. Nunca antes había besado.
¿Cómo es posible? — dije confuso  —. Su lengua era una sierpe musculosa que esculcaba, barría mis encías, sacaba brillo de mis dientes.
   — Puede deberse  — dijo con algo de sonrojo —. A mi alimentación. Me gusta el pescado. Mientras más espinoso, me parece más dulce, más nutritivo. Es bueno para el cabello. Tal vez por eso mi lengua está entrenada. Puede detectar espinas; es movediza y flexible para sacar espinas que se hayan clavado en mis encías. Mi lengua puede llevarlas hasta los dientes y así puedo escupirlas sin accidentes.

No era agradable la revelación de su secreto, pero cualquier defecto podía disculparse, aún la repugnante descripción de su técnica. 

Sus labios eran un imán. La atraje hacia mí y de nuevo sobrevino la asfixia de su espiritrompa en mi garganta. No sin esfuerzo me desgajé de ella. Me sentía aturdido y ajeno como si me hubiera aspirado el alma.

   — Tengo que volver— dijo —. Y giró el rostro hacia el mar como para esconder una lágrima.  Se entretuvo viendo el vaivén de las olas. Yo tomé su mano. Me miró de nuevo y sonrió.

   — Volveré, no te preocupes —. Me dio la espalda, y con ella, la visión asombrosa de su cabellera. Saltó del muelle con un impulso de abismo; entró al mar emborrascando las aguas. 

       Parecía llevar un ceñido traje de noche, un vestido de lentejuelas verdes que fulguraban al sol. 

       Por muchos días esperé su regreso. La sirena no cumplió su promesa. Pude ver su aleta remontar la última ola del ocaso.

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Roberto Molinares, Artista Plástico, Narrador Venezolano y Docente Universitario de UNEARTE, autor de la obra: "Jalados por los cabello...